terça-feira, outubro 31, 2006

Yo tengo una tortuguita. Se llama Ota. Ella tenía una hermanita, Tata – los nombres los eligió Leandro. Una era Tata (de tataúga) y la menor era Ota (de ota tataúga). Pero Tata se murió hace mucho tiempo.

Hoy Ota es la hijita que tenemos, también está Ítalo un perro grande (raza fila) que vive afuera.

Ota está cada día más glotona y más loca.

Patalea, patalea, patalea, hasta que la sacamos del água.

Cuando nos cansamos de cuidar por donde pisamos, la ponemos en el latón y le damos comida. Entonces ella se dedica a comer y comer y comer.

Estos días llegamos a la conclusión de que tenemos una hija con serias debilidades mentales - pero la queremos igual - porque trata de pasar por lugares donde se le tranca el casco y sigue haciendo fuerza por horas, hay veces que nosotros nos aburrimos de verla y la pasamos por arriba o le sacamos el obstáculo, otras ella misma se aburre de su insistencia y trata otro camino, pero a los dos minutos vuelve a intentar por el mismo lugar. Eso sí: Ota es muuuuy persistente (caprichosa no, no hay ningún caprichoso en esta casa).


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